5.27.2008

De las de menos de 1 GB

Es verdad que no tengo muchos recuerdos de mi niñez, aunque si hay algunos que son tan nítidos que a veces me parecen que fueron apenas hace unos minutos, aunque la mayoría ocurrieron hace más de 15 años, una vida ya.

El recuerdo más antiguo que tengo es de cuando me quemé con la plancha. Lo que yo recuerdo de la escena es a mi mamá planchando en una mesa enorme, de las que mi abuelito usaba para hacer las alegrías (de amaranto); yo estaba caminano en torno a la mesa porque de seguro no tenía muchas cosas que hacer (de ahí me viene la costumbre) y decidí saciar mi bestial curiosidad tocando la superficie de la plancha sin saber yo que ésta estaba muy caliente. Debí pensar que era muy divertido porque mi mamá estaba haciéndolo a cada rato, sólo que mi lógica de niño de 2 años más o menos no me alcanzaba para deducir que ella sólo ponía el dedo un instante para comprobar la temperatura del artefacto ese; en esas cabilaciones estaba cuando me atreví por fin y ¡zaz!, me estiré cuanto pude y puse mi dedo sobre la plancha caliente. Inmediatamente sentí el calor insoportable sobre mi piel y comencé a llorar, siempre he sido muy chillón. De ahí ya no hay más, mi mente se pone en blanco y no hay más recuerdo. Mi mamá me dice que no fue para tanto y que de todos modos me consoló llevándome a la tienda, eso sí, muy curioso pero muy listo. Recuerdo a la perfección el dolor de la quemada, recuerdo el olor a dulce que había en el ambiente y, con algunas dudas, puedo recordar la ropa que usaba mi jefa. No sé porque no tengo otros recuerdos de aquella época...

Me acuerdo de la primera vez que vi el mar...

En mi cabeza hay remembranzas buenas y malas. Dolores intensos, cosas graciosas, momentos de paz, de angustia, de miedo, de felicidad. No sé si el cerebro tenga como finalidad hacer de nuestras vidas un almanaque o un tomo de una enciclopedia grandiosa; yo sólo sé que me gustaría recordar más cosas. De mi primer gol, de la primera vez que sentí la lluvia o el viento en mi cara, de la primera vez que hablé con mi papá o de cuando nació mi hermana. Ojalá alguien pudiera meterse en mi memoria para obtener algo y, al menos, imprimir un borrador de lo que ha sido toda esta historia...

2 comentarios:

Dy Häggen dijo...

Es cierto como recordar es volver a vivir, sin embargo, creo que está bien la manera en que no podemos recordar muchos detalles, pero estamos seguros de haberlos vivido al máximo. En si no te serviría un collage con recortes de revistas, si no te sintieras satisfecho de lo que has vivido y lo que has logrado... Sin embargo, mirar atrás sirve para saber de donde vienes y mirar en una perspectiva como de "escaleras eléctricas" en las que vas subiendo y volteas para sonreirle a tu pasado.
Yo vagamente me acuerdo cuando me corté la mano izquierda ... y me tranquilizaron con M&M´s .. jejeje eramos tan fáciles de contentar!!!

Laura dijo...

nunca me gustó recordar mi niñz.. aveces lo hago, pero..
No e suqe haya sido mala, pero..
jaja no sé
me gusta como estoy ahora..

saludos!